Yo también mandé mensajes de móviles, yo también hablé con amigos y familiares para que salieran a la calle, yo también estuve en las manifestaciones del 13 de marzo. La rabia, la impotencia, nos hizo salir aquel día para exigir explicaciones al Gobierno que nos mintió y quiso utilizar la muerte de los pobres trabajadores y estudiantes que viajaban el 11 de marzo en los trenes de cercanías que desgraciadamente fueron su tumba, o el lugar donde quedaron heridos, de mayor o menor consideración. No salimos a la calle en la "jornada de reflexión": lo hicimos dos días después de una masacre que usted y los que a usted lo amparan y animan querían utilizar para ganar las elecciones. Aquí me tiene, deténgame.
Soy culpable de intentar que los ciudadanos españoles podamos vivir en una verdadera democracia, donde tengamos una eficaz capacidad para fiscalizar, controlar y supervisar la labor política que desarrollan nuestros representantes.
Los ciudadanos necesitamos vivir de manera activa y diaria, desarrollando la reflexión, el análisis y la participación en todos los ámbitos, por eso me considero culpable de haber exigido que el gobierno del PP dejará de mentir, de intoxicar y de manipular la información.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de marzo de 2004