El ex presidente del Gobierno Felipe González criticó ayer de forma irónica la política de defensa y seguridad del Gobierno del PP: "Me siento algunas veces como el último mohicano, y me duele, porque si el marqués de Perejil presume de haber hecho progresismo suprimiendo el servicio militar obligatorio, puede hacer lo que quiera cambiando el modelo de la defensa, salvo dejarnos sin defensa", comentó.
"No sé qué hay de progresista en retrotraernos a los conflictos africanos del pasado, en los que iban a la guerra sólo aquellos que no podían pagar para no ir, como ahora. Además, mandamos sólo un barco a Irak y llegó después de la guerra. Ha habido mucho discurso de pecho de lata y mucho abandono de las responsabilidades reales", añadió González durante un debate en Madrid en la presentación del libro La Guardia Civil y los orígenes del Estado centralista (Alianza), de Diego López Garrido, diputado socialista y futuro secretario general de su grupo en el Congreso.
El ex presidente aprovechó el debate sobre la posible desmilitarización de la Guardia Civil, que defiende López Garrido, para exponer su idea de que la política de seguridad y de defensa puede convertirse, si la izquierda la utiliza con tino, en un elemento de cohesión de la sociedad.
El abandono de esta idea, que achacó al PP, para promover la seguridad privada, está llevando a un modelo ya extendido en países americanos. Un 5% o 10% puede pagarse la seguridad privada, y vive en guetos vallados para defenderse de ese otro 5% o 10% que vive en la marginalidad. Y en medio queda el resto de los ciudadanos, la gran mayoría, "que no disfruta de la libertad porque no se siente segura".
El ex presidente criticó los "graves problemas de coordinación" entre los distintos cuerpos de seguridad y confió en que el nuevo Gobierno socialista sepa modificar la política de seguridad para responder al nuevo desafío del terrorismo internacional y garantizar además la cohesión de la sociedad.
González tuvo palabras de aliento para los policías que han investigado el atentado del 11-M. La comparó con lo que sucedió tras los ataques a las Torres Gemelas: "Deberíamos estar satisfechos por el tiempo en que la respuesta investigadora ha conducido a resultados que, con toda la potencia de EE UU, ni siquiera lo hubieran soñado después del 11 de septiembre". No obstante, señaló que hay que analizar los "fallos" que han impedido prever un ataque de estas características.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de abril de 2004