Los señores del PP siempre se han vanagloriado del respeto que tienen a la forma de pensar de los demás. Quizá su máximo exponente es el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pero tras los hechos que paso a narrarles, dudo mucho de la sinceridad de nuestro alcalde.
Mi hija asiste a un colegio público, concretamente al colegio público Ramiro de Maeztu, desde hace seis años. En este tiempo no se ha visto ni de cerca ni de lejos una patrulla de la Policía Local que pueda controlar el tráfico, ayudar a los niños a cruzar con seguridad la calle de Serrano, de intenso tráfico, y vigilar otros temas de seguridad.
Pues bien, el día 15 de marzo, día después de las elecciones, apareció una patrulla de la policía que se dedicó a multar a todos los coches que habían sido estacionados, momentáneamente, en doble fila frente a la entrada del colegio, mientras los niños eran dejados en el cole por sus padres, e impidiendo incluso que otros automóviles parasen para que los niños pudieran bajar del coche y acudieran a sus clases.
Estos hechos se han venido repitiendo en sucesivos días, y el día 1 de abril, después de un intercambio de opiniones con el agente de la Policía Municipal perteneciente a la agrupación 70 y con número 9322.I, me dice que es orden expresa del concejal del distrito de Chamartín "limpiar" la calle a la hora de entrada y salida de los alumnos del colegio.
Hasta donde yo conozco, esta situación no se produce en colegios privados o subvencionados. ¡Viva la equidad, comprensión y buenos modos de nuestro alcalde y de sus concejales de distrito! Creo que nos culpan de sus errores. ¡Qué pena!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de abril de 2004