El mundo es ahora más seguro, al menos eso opinan el trío de las Azores. Si, es más seguro que puedas estar sentado en el mullido sillón de tu hogar y de repente saltar por los aires. Es más seguro, mucho más seguro, que te subas a un tren para ir a ganarte el pan de cada día y acabes destrozado entre un amasijo de hierros que antes era un vagón. Es mucho más seguro que cuando vuelvas a tu domicilio quizás tengas la mala suerte de encontrar el edificio hecho polvo. Es mucho más seguro que tu vida ya no vuelva a ser jamás la misma, porque te han arrebatado a ese ser querido que nunca más volverá a estar a tu lado. Y mientras tanto, los que abrieron la caja de Pandora disfrutan de su hogar, de sus seres queridos y sus saneadas economías, sin sentir el menor remordimiento por los cadáveres que han dejado, dejan y dejarán en su camino. Pero la vida sigue, aunque ninguno de nosotros volvamos a ser los mismos de antes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de abril de 2004