"Estoy haciendo un trato con la policía, pero la policía no cede. Habéis visto que he soltado a una persona para que veáis que soy un tío de palabra. Estoy pidiendo unas condiciones, pero me están engañando y no quiero que haya heridos ni muertos. Quiero soltar a esta gente de una puta vez, porque son inocentes; pero la policía no me da lo que le pido. Se están riendo de mí. Así que no sé cómo va a acabar esto". Eso dijo el atracador en una conversación telefónica con los informativos de Tele 5. Dijo también que no era toxicómano y que estaba muy tranquilo.
El largo cautiverio y la escasa información que proporcionaban las fuerzas de seguridad avivó la tensión y el pánico entre los familiares de los rehenes. "Están todos bien. No tiene intención de hacer daño a nadie". Con estas palabras trataba de tranquilizar, media hora después de su puesta en libertad, María José Adsuar, ex concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Alicante y apoderada de la sucursal, a la esposa de uno de los rehenes. Una mujer precisó asistencia sanitaria presa de un ataque de pánico.
El desarrollo del secuestro resultó un tanto rocambolesco. El atracador atendió a dos medios de comunicación por teléfono, y permitió que al menos dos rehenes atendieran sus teléfonos móviles. María José Adsuar respondió a la llamada angustiosa de su novio para decirle que estaba bien. Otro secuestrado, en otra llamada telefónica, manifestó: "No quiere hacer daño a nadie. Sólo desea salir de aquí". Aseguró, además, que se encontraba muy bien y agregó que no había sido amenazado. "Nos están tratando bien y hemos podido comer unos bocadillos", dijo. El extraordinario dispositivo policial obligó el corte del acceso sur a la ciudad, lo que provocó un importante caos circulatorio en toda la capital alicantina. Cientos de curiosos seguía las evoluciones del secuestro desde el perímetro de seguridad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de abril de 2004