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Los besos del obispo

RÍO DE JANEIRO

Normalmente es al obispo a quien se le besa la mano. Con Pío XII, al papa había que besarle los pies. En Brasil, monseñor José María Libório Camino Saracho, obispo titular de Presidente Prudente, una ciudad de grandes terratenientes, en el Estado de São Paulo, creó un revuelo el martes pasado al recibir a 1.500 campesinos del Movimiento Sin Tierra ( MST) que traen estos días de cabeza al Gobierno de Lula con más de 40 invasiones de tierras llevadas a cabo en una semana. El obispo, no sólo recibió a los Sin Tierra, sino que, anticipando la ceremonia religiosa del Jueves Santo del lavatorio de los pies, recordando lo que Jesús había hecho con sus apóstoles, se puso a lavar y besar los pies de todo un grupo de aquellos campesinos que habían llegado con banderas y carteles exigiendo del Gobierno una reforma agraria más valiente. Monseñor Libório dijo que lo había hecho porque "la sociedad debe ser fraterna y de servicio a los demás", y porque ellos, dijo "están sin trabajo y con hambre". A quien le preguntó si no tenía miedo de apoyar al MST, ya que los terratenientes habían pedido su cabeza, el obispo respondió: "No tengo miedo. La tierra no tiene dueño, es de Dios. Nadie se la va a llevar al otro mundo. Los campesinos no roban, y si lo hacen es para comer. Y ahí tienen razón". Los revoltosos Sin Tierra hasta le pidieron la bendición. No les bastaron los besos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de abril de 2004