Soy norteamericano de California, llevo 20 años viviendo en Madrid y soy lector asiduo de EL PAÍS. Trabajo como profesor de inglés y soy traductor. En mi trabajo hablamos de los falsos amigos (false friends). Son palabras que entre dos idiomas se parecen mucho en la ortografía, pero tienen un significado muy distinto; de allí son falsos amigos porque te engañan.
Un ejemplo claro de eso son la palabra "casualidad" y la palabra inglesa "casualty". "Casualty", en inglés, significa muerto o herido en una guerra, pero nunca "casualidad". De ahí que en la carta publicada el 7 de abril con título De bajas y casualidades veamos un ejemplo de engaño y antiamericanismo pueril cuando el autor, Ángel González García, afirma que la palabra "casualty" facilita la labor de avisar a los familiares de la muerte de un ser querido porque "a alguien le tenía que tocar. Siento mucho que haya sido a uno de los suyos. Aquí tienen una bandera muy bonita y de bellos colores. Todo sea por la patria. Que pase el siguiente".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de abril de 2004