El presidente argentino, Néstor Kirchner, de 54 años, permanecía ayer por la tarde ingresado en el hospital regional de Río Gallegos, capital de la patagónica provincia de Santa Cruz al sur del país, donde se recupera de una "gastroduodenitis erosiva aguda". Según el último parte médico su estado de salud "evoluciona satisfactoriamente". El jefe del Estado, que el pasado miércoles completó un tratamiento odontológico y tomó luego medicamentos para calmar el dolor, debió ser atendido el jueves por la noche con un cuadro de "náuseas, vómitos y una baja de la presión sanguínea" en el hospital de El Calafate, la villa turística más cercana al glaciar Perito Moreno a la que había viajado para pasar allí las vacaciones.
En la mañana del viernes los médicos aconsejaron el traslado del presidente en el avión sanitario de la gobernación al hospital de Río Gallegos, inaugurado por el propio Kirchner en 1995 cuando era gobernador de Santa Cruz, para realizarle una endoscopia a causa de "una gastritis hemorrágica que comprometía el duodeno". El jefe del Estado recibió transfusiones de sangre para compensar la pérdida de glóbulos rojos.
"Kirchner continúa internado en evolución, sin ningún otro episodio de sangrado que nos preocupe", confirmó ayer el doctor Luis Buonomo, el médico de cabecera del presidente argentino y de su familia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de abril de 2004