Soy una vecina del barrio de Sant Gervasi de Barcelona, lectora de la prensa diaria que recibía cada mañana en mi domicilio. Desde hace más de tres semanas, y sin aviso alguno, la librería que proveía al barrio se encuentra empapelada de carteles informándonos de que el titular de la concesión no le suministra ni prensa ni revistas porque es su deseo que las actuales propietarías se marchen.
Es insólito que si el Ayuntamiento de Barcelona concede licencias a los suministradores, no controle estas conductas que perjudican al barrio y que, claramente, permiten el uso caprichoso de la concesión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de abril de 2004