La noticia ha aparecido en todos los medios. Se ha demostrado científicamente que la dotación genética de la rata de alcantarilla y el hombre coinciden en un 90%. Ese 10% restante puede ser la causa de las diferencias
morfológicas y fisiológicas entre las dos especies, pero no puede explicar también el abismo que existe entre hombre y ratón en el plano cultural y espiritual. La ciencia experimental poco puede decir al respecto, dado que las manifestaciones del espíritu sobrepasan el método científico. No obstante, el sentido común me dice que el ser humano debe gozar de un plus que le hace esencialmente diferente del resto de los animales y que no se explica por la simple evolución. ¿Tanto cuesta aceptar la existencia de un alma humana espiritual y racional?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de abril de 2004