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OPINIÓN DEL LECTOR

Peajes y atascos

He vuelto de pasar unos días en Boston, Estados Unidos. Allí, un domingo por la tarde, tras el fin de semana, en una autopista, cuando faltan unos kilómetros para el peaje, me encuentro con una retención que se alarga hasta el propio peaje. "¡Vaya!, como en casa", pensé, "en todas partes cuecen habas". Pero no, cuál no sería mi sorpresa cuando al llegar al peaje me encontré con un cartel que decía: "Free", o sea, "gratuito". La ley les obliga a levantar la barrera en cuanto la afluencia de vehículos causa colas en el peaje.

Cada año, cuando llega el Lunes de Pascua y veo las retenciones en los peajes de Tarragona y Martorell, pienso que en este país lo más importante son los beneficios de la concesionaria, mientras que el tiempo y la bilis de los conductores no importan. Ellos, a sufrir en silencio los atascos en sus vehículos avanzando centímetro a centímetro y al final, como premio, a pagar el peaje, que da derecho a seguir atascados hasta el peaje siguiente. Y el Gobierno, que tiene la potestad de obligar a la empresa a levantar la barrera, calla y otorga. ¡Qué vergüenza!

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de abril de 2004