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Crítica:LAS VENTAS | LA LIDIA

Complicada y seria novillada

No fue nada fácil torear ayer, domingo, en Las Ventas. El aire molestó cuanto pudo, y los novillos de Palomo Linares, procedencia de Santa Coloma y Graciliano, requerían firmeza, técnica y mucho oficio en el arte de lidiar.

La terna puso voluntad, quiso mucho y no se les puede reprochar no estar en novillero, y más cuando el elemento toro no da facilidades. Claro está que los bureles de Palomo eran por edad novillos, mas por comportamiento, ideas e ideales, toros con toda la barba.

Fue David Mora el que estuvo más entregado, más en novillero, que decíamos, y al final se dio una vuelta al ruedo, como regalo a sus ganas, valor y también miaja de temeridad. En su primero, con un punto de temperamento y que metía la cara, pero había que mandar y poder, realizó un trasteo irregular, de series cortas, con algún muletazo de trazo estimable. Fue arrollado al caer en la cara del novillo mediada la faena, a la salida de un derechazo, y salió magullado y con un fuerte golpe en la cara. En su segundo, que embestía, mas tenía su aquel de guasa, dio muletazos de buen trazo, sin ligar, y fue prendido por la chaquetilla y zarandeado de manera angustiosa. No se arrugó y volvió a muletear con arrojo, para rematar con una buena estocada por arriba en la que puso corazón y ambición.

Linares/Cortés, Mora, Arqueño

Nolvillos de Palomo Linares, serios, bien presentados; mansos de juego desigual y complicado; 2º y 4º encastadillos, 6º peligroso. Salvador Cortés: silencio; aviso y silencio. David Mora: aviso y silencio; aviso y vuelta. El Arqueño, nuevo en la plaza: aviso y silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 18 de abril. Un quinto de entrada.

Salvador Cortés luchó en su primero con el viento y las dificultades del novillo, y en su segundo hizo un esfuerzo meritorio, y se cobró, en los úlltimos compases de la faena, algunos derechazos limpios y templados. Y Manuel Barea, El Arqueño, que se presentaba en Madrid, a su primero, un marmolillo, le robó, a mano armada con muleta y espada, un par de naturales esforzados de buen corte. Y en el sexto pasó muchas fatigas para quitarse de encima al como pregonado burel que, por momentos, iba aprendiendo latín, arameo y trigonometría sin apenas molestarse.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de abril de 2004