Silencio. Sin aviso previo. Un minuto por las víctimas del 11-M, pero también por las del genocidio armenio a principios del siglo XX -Arto Tunçboyaciyan ha participado en la banda sonora de Ararat, la película de Atom Egoyan-. Y por Onno, su hermano mayor fallecido en accidente de aviación, que le ha inspirado desde que era niño y cuyo nombre lleva estampado en su camiseta naranja.
Música folk de vanguardia llama el percusionista emigrado a Estados Unidos al proyecto de esta original banda de un país sin mar, que navega a toda vela con la complicidad del oyente. Doce músicos con conocimiento, convicción y determinación. Lirismo melancólico -en el canto profundo del difícilmente homologable Arto- sobre ritmos intrincados y orquestaciones complejas.
Arto Tunçboyaciyan & Armenian Navy Band
Galileo Galilei. Madrid, 18 de abril.
La dinámica recuerda al mejor Weather Report -no en vano Arto tocó en la banda de Zawinul-. Una línea de metales (saxos, trombón y trompeta) les permite combinar la fanfarria de tipo balcánico y la big band de jazz en desarrollos libérrimos. Y los cuatro instrumentos tradicionales (qanun' -cítara árabe-, qemanché -especie de violín-, duduk -oboe oriental- y zurna -otro oboe-) remiten a sonoridades de Asia Menor.
Tocaron sin interrupciones su nuevo disco, Semillas naturales, una suite de 47 minutos dedicada a la naturaleza. Luego una obra para los que ya no están físicamente entre nosotros. Arto le quitó hierro con sus muecas entre un Leo Bassi bonachón y Harpo Marx. Con un botellín de cerveza en los labios inició una sesión de silbidos, pedorretas, onomatopeyas y la frase en inglés "George, ¿puedes oírme?", que sampleó allí mismo con el fin de improvisar para gozo del público.
Aprovechó para recordar que ni el agua limpia depende de la nacionalidad ni al aire puro le importa la religión de cada uno. Y desveló que, en armenio, la palabra que suena igual que Bush significa "estúpido".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de abril de 2004