La Guardia Urbana de Barcelona sancionó a un total de 32.000 vehículos en tres años, de 2001 a 2003, por exceso de ruido, según los datos facilitados ayer por Imma Mayol, tercera teniente de alcalde y concejal de Sostenibilidad del consistorio. De esos 32.000 vehículos sancionados, el 95% fueron motocicletas; 8.900 denuncias respondieron a operaciones especiales y el resto a los controles habituales realizados por la Guardia Urbana. Por años, se percibe cierta disminución de las denuncias impuestas: fueron 12.858 en 2001 y 8.894 el año pasado.
El control de motocicletas y automóviles fue uno de los objetivos del programa de reducción del ruido del Ayuntamiento de Barcelona diseñado en 2001, en el cual se incluyó la firma de un convenio de colaboración con la Asociación Catalana de Empresas de Ambulancias. Mayol se refirió expresamente a las reuniones con los conductores de ambulancias para lograr que "sólo usen la sirena cuando sea estrictamente necesario". El Ayuntamiento prohibió su uso a 100 metros de los hospitales, lo que no siempre se respeta, sobre todo cuando salen. En cuanto a sancionar a estos vehículos, Mayol lo descartó ya que "siempre se puede recurrir y es muy difícil de demostrar que no era necesario" emitir señales acústicas.
Uno de los factores que han contribuido a rebajar la contaminación sonora en la ciudad ha sido el recubrimiento del 60% de las principales calles con asfalto sonorreductor, que hace que el ruido disminuya entre dos y cinco decibelios. En este punto, Mayol se comprometió a que a final de este mandato el 100% de la red básica y parte de la secundaria tengan ese tipo de asfalto.
Entre 2001 y 2003 se aminoró el ruido en más calles de la ciudad porque se convirtieron en peatonales más zonas. Así, el año pasado se pasó de 138 hectáreas sólo para peatones a 154. Otras de las medidas encaminadas a la reducción del ruido fueron la sustitución de 102 vehículos de limpieza por modelos más silenciosos y la introducción de 73 autobuses por Transportes Metropolitanos de Barcelona.
Mayol afirmó que durante el pasado verano el Ayuntamiento alcanzó a sensibilizar a 23.000 clientes de las terrazas, que son otro de los focos principales del ruido. La campaña de civismo que el consistorio pondrá en marcha este verano se centrará, además de en el problema del ruido en las terrazas, en el uso de las playas por la noche.
Con vistas al futuro, Mayol afirmó que es necesario mejorar la capacidad de respuesta a las quejas individuales, que pueden tramitarse a través de la web municipal, las oficinas de atención al ciudadano de los distritos y el 010. Asimismo anunció su intención de centrarse en la molestias que ocasionan los aparatos de aire acondicionado, cada vez más abundantes.
Mayol también apostó por incrementar las subvenciones para la insonorización de las viviendas. En estos tres años se han concedido ayudas para 1.495 actuaciones de este tipo. Además existe el objetivo de delimitar zonas de actuación integral donde el ruido sea más elevado, aunando ayudas para la insonorización y para la reforma del espacio urbano.
La concejal de Sostenibilidad avanzó que durante este mandato se realizará un nuevo mapa de los niveles sonoros en la ciudad para actualizar la realidad (el último data de 1997).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de abril de 2004