Iñaki Ugalde (Santurtzi, 1958) se ha enfrascado los últimos tiempos en estudiar La parábola de los ciegos, una de las obras magnas de Pieter Brueghel, El Viejo, para elaborar sus reflexiones sobre las relaciones entre la mirada y la pintura. La exposición del resultado, una quincena de obras que combinan técnicas, géneros y materiales diversos, se presentó ayer en la sala de exposiciones del campus de la UPV en Álava.
La muestra, que estará en Vitoria hasta el próximo 13 de mayo, es también un compendio de las obsesiones de Ugalde por la representación de la pintura, por extraer todas las posibilidades que ofrece la creación a partir del formato cuadro. Ha trabajado con múltiples técnicas, desde el carboncillo hasta la manipulación de imágenes con las últimas tecnologías o la fotografía digital. En sus cuadros, que beben del collage lo mismo que del informalismo, se observa un interés por los guiños al espectador, por buscar complicidades.
Sus interpretaciones de La parábola de los ciegos no suponen meras recreaciones estilísticas. Ugalde insiste en que la obra de Brueghel no es un cuadro meramente narrativo, que describe la progresiva caída de una fila de ciegos después de que el primero tropiece. "Ni siquiera me interesa el aspecto moral anunciado en el título, sino que he tratado de recrearme en el propio concepto de ceguera, que también puede llegar por el deslumbramiento", comentaba ayer el artista poco antes de la inauguración de la exposición.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de abril de 2004