Una amenaza real se oculta tras la aparente inocuidad de los insecticidas utilizados para la fumigación de fábricas y oficinas. La frecuente mala aplicación de estos productos, con métodos y cantidades inadecuadas, causa graves daños a decenas de trabajadores cada año, y los problemas no dejan de aumentar. Así lo denunció ayer el colectivo de abogados Ronda de Barcelona, que pidió un mayor control sobre los métodos de fumigación y las empresas que los practican.
Entre 1994 y noviembre de 2003 679 trabajadores catalanes notificaron dolencias vinculadas al contacto o inhalación de insecticidas destinados a la fumigación de fábricas y oficinas. En muchos casos la causa de estas intoxicaciones fueron los organofosforados presentes en buena parte de estos líquidos. Estos componentes, muy agresivos, pueden causar graves daños neuronales, en el sistema respiratorio y en la piel de los humanos si no se aplican con todas las precauciones o no se cambian por sustancias más inocuas.
Con frecuencia no se hace bien. Jaume Cortés, abogado del colectivo Ronda, explica: "Cada vez se utilizan más insecticidas, a menudo de forma injustificada, para luchar contra plagas en oficinas, hospitales y colegios. Se aplica el insecticida antes incluso de intentar atajar el problema por otras vías". El colectivo Ronda ha tramitado en los últimos cuatro años casi 40 denuncias contra empresas que sometieron a sus trabajadores a todo tipo de exposiciones a los insecticidas. Entre estas entidades se encuentran la misma Seguridad Social, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. En muchas ocasiones las empresas aseguran que las fumigaciones no tienen nada que ver con las dolencias de sus trabajadores para que sea la Seguridad Social y no las mutuas la que afronte el pago de las bajas laborales y otras contingencias.
Santos Hernández, responsable de la sección de Higiene del Centro de Seguridad y Condiciones de Salud en el Trabajo de la Generalitat, admitió ayer que las denuncias por este motivo llegan "con un goteo constante" y defendió una mayor rigidez en la formación de los técnicos en fumigación y de los empresarios que los contratan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de abril de 2004