Los sindicatos agrarios han rechazado unánimemente el acuerdo de la UE. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) alertó de que puede conllevar la desaparición de explotaciones, el abandono de cultivos y desalojo de zonas rurales que viven de estos cultivos y no tienen otras producciones alternativas. El vicesecretario general de UPA, Lorenzo Ramos, que responsabilizó al anterior Gobierno del resultado de la negociación, recordó que en España hay unos 670.000 productores de aceite de oliva, 20.000 de tabaco y 10.500 de algodón, y advirtió de que muchas comarcas del sur de España se verán abocadas a una situación "complicada".
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) calificó en una nota mo "desastroso" el resultado de las negociaciones, ya que en su opinión supondrá la desaparición del algodón y del tabaco y margina al olivar español. Para la organización Asaja la "decepción ha sido total" y aboca a dos cultivos como el algodón y el tabaco a su desaparición, según dijo en un comunicado.
La Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE) aseguró en una nota que el acuerdo supone un duro revés y la necesidad de afrontar una importante reconversión.
Muy perjudicial
Los partidos políticos coincidieron en rechazar el acuerdo. El PP criticó a la actual ministra de Agricultura, Elena Espinosa, por no haber "peleado" lo suficiente. Otros como IU o CiU arremetieron contra la fórmula de la Comisión Europea (CE) del desacoplamiento (desvinculación de las subvenciones a la producción) de las ayudas.
El anterior portavoz de Agricultura del PP, José Madero, lamentó el "desastre para el campo español" y acusó al Gobierno de no haber "peleado" lo suficiente, por lo que ofreció su ayuda para futuras negociaciones en la UE.Madero advirtió de que queda todavía un "segundo calvario para el campo español", el reparto por comunidades autónomas, "con intereses contrapuestos", de las ayudas concedidas al aceite de oliva.
Izquierda Unida rechazó, en un comunicado, el acuerdo y advirtió que "las consecuencias sociales serán terribles en zonas que ya son desfavorecidas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de abril de 2004