Mi más sincera enhorabuena a los vecinos y comerciantes de la calle de la Montera por no tener en sus calles el ejercicio de la prostitución.
Pero mi más sincero pésame, también, a los vecinos y comerciantes de las calles del Desengaño, Valverde, Barco..., que es donde vivo, ya que ahora todo el género lo tenemos nosotros.
El Ayuntamiento de Madrid no ha empleado correctamente el idioma castellano, ya que no ha erradicado la prostitución, sino que, únicamente, la ha trasladado de lugar.
Señores, se tienen que dar cuenta de que el copular es muy sano y la gente está de mejor humor y más amable cuando lo hace, por lo que no es conveniente el suprimirlo.
Ahora bien, para que no sea molesto para nadie, sí sería beneficioso su regularización con soluciones emanadas de cabezas pensantes.
Mi propuesta es la siguiente:algún edificio de grandes dimensiones que se encuentre en el centro de Madrid, como pudiera ser Telefónica, en la calle de Gran Vía, el edificio de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, Caja de Madrid, en la plaza del Celenque... y que se encuentran en su mayor parte ocupados por parásitos, se podrían convertir en habitaciones para las chicas, donde pudieran tener un consultorio médico, una farmacia, alguna tienda de complementos y algún sacerdote por si algún cliente le diera un soponcio.
Todo esto estaría muy bien, lo que resulta incomprensible es que las hayan cambiado de lugar, simplemente y sigan los mismos problemas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de abril de 2004