El cadáver de Abel, boliviano de 25 años, fue encontrado ayer por la mañana sin vida dentro de la caseta de obra donde vivía, en la localidad de Villamantilla. Fuentes de la Guardia Civil señalaron que la muerte, a falta de que la autopsia lo confirme, pudo deberse a inhalación de monóxido de carbono. La víctima supuestamente tuvo encendida durante la noche una estufa de carbón. Una llamada al servicio de Emergencias 112 alertó a las nueve de la mañana de que dentro de la caseta había una persona inconsciente. La Guardia Civil abrió la caseta y el médico del centro de salud certificó la muerte del hombre, que fue trasladado al tanatorio de Navalcarnero.
La víctima trabajaba junto a su padre cuidando una obra de chalés en la carretera que une Villanueva de Perales con Villamantilla. Algunos vecinos del pueblo contaron ayer que Abel apenas tenía recursos para sobrevivir. "Mi sobrina, que tiene una tienda, le ayudaba, le daba comida y latas de conservas", contó una mujer. "Yo quise regalarle un somier, pero no lo pudo aceptar porque no tenía sitio donde meterlo. Dormía en el suelo de la caseta", añadió esta residente. Esta mujer también explicó que Abel utilizaba un infiernillo eléctrico para cocinar "y estar calentito". Otros vecinos señalaron que los familiares de la víctima habían comentado que no tenían dinero para repatriar el cadáver.
Ésta es la quinta muerte por inhalación de monóxido de carbono que se produce en la región en los últimos cinco días. El martes pasado, María Islemy G. R., de 40 años, y sus tres hijos, Peter, de 16, Joana, de 13, y Tatiana, de 4, murieron en su domicilio de Vallecas por la mala combustión de un calentador.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de abril de 2004