Un nuevo museo ha abierto sus puertas en el Hofburg, Palacio Imperial de Viena, para confrontar el mito con la realidad de Sisí la emperatriz. La exposición se inicia a partir de su asesinato, se ve la mascarilla de su féretro y la aguda lima con la que el anarquista italiano Luigi Luccheni le perforó el corazón en Ginebra en 1898. Otra figura que no puede faltar es Romy Schneider, protagonista de la trilogía de cine que transformó a la emperatriz Elisabeth en un verdadero icono. Pero el visitante puede descubrir de pronto que la bella Sisí, que vivía obsesionada por dietas y gimnasias, no era ni tan dulce ni jovial como en el cine, sino más bien melancólica, depresiva, como lo demuestran sus pueriles poemas, que ocupan un buen lugar en la exposición. Los nuevos salones de exposición sirven de complemento al recorrido -por cierto muy popular entre turistas- por los antiguos aposentos de Francisco José de Habsburgo y su bella, trágica consorte.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de abril de 2004