Los dos iraquíes abatidos ayer son los primeros que pierden la vida por disparos de los soldados españoles. Al menos, es la primera vez que así se reconoce oficialmente. Más de dos decenas de iraquíes murieron el pasado día 4 en un asalto contra la base Al Andalus en Nayaf, provocado por el convencimiento de que en su interior se encontraba preso el delegado del imam Múqtada Al Sáder, detenido el día anterior por tropas estadounidenses, lo que resultó ser falso.
Aunque los soldados españoles utilizaron sus armas en la batalla, que se prolongó varias horas, diversos testigos coincidieron en que la mayor parte de las bajas iraquíes fueron causas por guardias de una empresa de seguridad estadounidense.
Los españoles también han tenido enfrentamientos a tiros con bandas de delincuentes en la localidad de Al Hamza, al sur de Diwaniya. En uno de ellos murió el comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García, pero no constan bajas mortales entre los iraquíes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de abril de 2004