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OPINIÓN DEL LECTOR

¡Menos mal!

Cuando a una conductora que acaba de atropellar gravemente a una adolescente lo único que le preocupa es saber quién le pagará los daños de su vehículo, algo muy grave debe de estar ocurriendo en nuestra sociedad. Afortunadamente hay personas que con su diligencia y profesionalidad salvan nuestras vidas y nos permiten seguir creyendo en la humanidad de nuestra especie. A esas personas, personal de ambulancias y de los servicios de urgencias del Hospital Clínico Universitario, muchas gracias.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de abril de 2004