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Crítica:TEATRO

La vida al revés

"La vida al revés, circo es", se decía. Una zaragata de circo salta a escena y hace una pantomima de la guerra al revés, en medio de un mundo de guerras al derecho. No, qué palabra: sin ningún derecho, ni bien hechas, ni nada. Estos magníficos intérpretes de un texto de Brecht, irónico y pedagógico, reconocible como suyo desde la primera palabra, resultan actuales aunque el texto es rito hace tiempo, y el enfrentamiento de Horacios y Curiacios tenga siglos, porque andamos en guerras que son tan trágicas como todas, cuya sangre nos está llegando, y al mismo tiempo tienen un humor negro de idiotas reconocidos actuando como políticos, de mentirosos panfletarios cogidos con las manos en la masa de cuerpos humanos y, sin embargo, tozudos y sin la disculpa de la humildad.

Sobre Horacios y Curiacios

De Hernán Gené, sobre la obra de Bertolt Brecht. Intérpretes: Luis Bermejo, Julio Cortázar, David Luque, Markos Marín, Ramón Merlo. Daniel Moreno. Vestuario: Pepe Uría. Escenografía: Deborah Macías. Dramaturgia y dirección: Hernán Gené. Teatro de la Abadía. Madrid.

Brecht vio así todas las guerras en una época en la que los partidos comunistas, y él pertenecía al alemán, eran pacifistas sobre la base de que en cualquier guerra el vencido es siempre el pueblo y el vencedor es el que le manda y nunca se expone a la muerte o a la destrucción. No hay más que asomarse a las páginas del periódico del día para ver quiénes mueren, y cómo cada periódico recalca lo de los niños, especialmente si son de su bando psicológico los que caen y del otro los que matan.

Éste es un texto pequeño. La dramaturgia que le añade su director le hace rápido y teatral, de palabra inteligible y clara, con trucos de circo esbozados, y repito que con unos actores muy bien ensayados y muy justos en la dicción, en el trabajo conjunto y en los gestos y movimientos. A las ovaciones por este trabajo hay que añadir esta percusión en la actualidad, en este nuevo "No a la guerra" y a lo que significan los actores y las gentes de teatro en esa posición más que política, humana, en la actual situación española y mundial.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de abril de 2004