El Pleno del Congreso solicitado por el presidente del Gobierno con el propósito de informar sobre su decisión de retirar de forma inmediata y escalonada las tropas españolas enviadas a Irak fue utilizado por Rajoy para denunciar los supuestos incumplimientos cometidos por los socialistas en esta materia. Apenas repuestos de la desagradable sorpresa deparada por la inesperada derrota del 14-M, los portavoces oficiales y mediáticos del PP montaron su estrategia de oposición patriótica a Zapatero sobre las pregonadas inobservancias de sus compromisos electorales. Desde el principio, el puesto de honor de esos incumplimientos estuvo reservado a la repatriación de la Brigada Plus Ultra; convencidos tal vez de que esa promesa no sería finalmente respetada, los populares establecieron un férreo paralelismo entre ese hipotético renuncio y el referéndum de 1986 sobre la permanencia de España en la OTAN pese al lema socialista "De entrada, no" de 1981.
MÁS INFORMACIÓN
Pero la orden del presidente del Gobierno para la repatriación de las tropas no sólo provocó el berrinche de Aznar, internacionalizado gracias a su lacayuna llamada telefónica de inquebrantable adhesión al presidente Bush: también obligó a los portavoces del PP a negar la evidencia del cumplimiento sustantivo del compromiso de Zapatero sobre Irak y a inventar una cortina de supuestos incumplimientos de forma o procedimiento en el mantenimiento de la palabra dada. La marginación de Naciones Unidas, la fecha del repliegue y el papel del Congreso formarían parte de tales inobservancias. El programa del PSOE fijó una condición suspensiva para la retirada de las tropas españolas de Irak: el otorgamiento a Naciones Unidas por "la comunidad internacional" de "la autoridad política" necesaria para organizar la transición hacia un nuevo Gobierno surgido de unas elecciones libres; en esa misma línea, Zapatero exigió que Naciones Unidas "se hiciese cargo" y "tomara las riendas" de la situación. Las preguntas retóricas formuladas en el debate de investidura por el portavoz del PP al candidato socialista -"¿Qué quiere usted, el control político por encima del Gobierno provisional cuya formación está prevista para el 30 de junio? ¿Quiere además para Naciones Unidas el mando de las tropas de la coalición?"- fueron contestadas sin equívocos por Zapatero en su réplica a Llamazares: "Si Naciones Unidas no se hace con el control político y con la dirección militar de la situación en aquel país, las tropas regresarán con nosotros".
Frente a las sesgadas afirmaciones del PP, la alusión de Zapatero a la dirección militar de Naciones Unidas no fue un conejo sacado de la chistera después del 14-M: el magisterio de Max Weber enseña que la autoridad política reclamada para Naciones Unidas por el programa electoral del PSOE implica el monopolio legítimo de la violencia. Tampoco se tiene en pie otro presunto incumplimiento de Zapatero: no haber aguardado al 1 de julio para impartir la orden de evacuación, dando así a Naciones Unidas la oportunidad de "tomar las riendas" de la situación y de satisfacer eventualmente la condición suspensiva que hubiese permitido la continuidad de la presencia española en Irak.
En el debate de investidura, el candidato aclaró que el 30 de junio era la fecha límite para la retirada de las tropas: el "continuo deterioro" de la situación hacía "cada día mas difícil" la intervención de Naciones Unidas y ponía en grave riesgo -como han confirmado las emboscadas de Diwaniya- a la Brigada Plus Ultra. Porque la misión asignada a los soldados españoles en julio de 2003 -la "reconstrucción, estabilidad y seguridad" del territorio- ha cambiado de signo en estas semanas: "Estamos más cerca de un conflicto abierto que de una misión de seguridad". La acusación del PP según la cual el presidente del Gobierno también habría incumplido su promesa de recabar previamente la autorización de la Cámara para retirar la Brigada Plus Ultra es infundada. En el debate de investidura, Zapatero esgrimió "elementales razones de seguridad" para justificar el anuncio por sorpresa de la decisión: se comprometió, en cambio, a "comparecer ante la Cámara para explicar las decisiones que el Gobierno tome y buscar el respaldo de sus señorías y de la mayoría de los grupos parlamentarios". Sólo el rencoroso veto del PP impidió ayer que el Congreso aprobase por mayoría absoluta la medida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de abril de 2004