Tarde fría y de viento molesto en la primera de la miniferia de la Comunidad. Con una novillada de La Guadamilla mansurrona y que en buena medida fue deslucida y dio un mal juego en el caballo. Y tarde en la que pudimos disfrutar de los chispazos de clase de un Andrés Revuelta que aprovechó el novillo más manejable, o sea, el cuarto, para realizar una faena que sin ser ligada tuvo momentos de plasticidad, gusto y sabor, en unos naturales de buen trazo, en trincheras de toque jondo, o en ese acompañar con la cadera a buen compás, que imprime torería y ritmo.
Gabriel Picazo recibió a sus dos novillos a porta gayola y derrochó ganas y valor. Es un novillero que asienta la planta y pisa los terrenos más comprometidos, y que en su primero apuntó no carecer de buen gusto. Su segundo le dio una voltereta y dos feos achuchones que en ningún momento le cambiaron el color de la cara.
Guadamilla / Revuelta, Picazo, Aguilar
Novillos de La Guadamilla, bien presentados, mansos y de juego irregular. Andrés Revuelta: aviso y silencio; oreja. Gabriel Picazo: oreja protestada y silencio. Alberto Aguilar: ovación y silencio. Plaza de Las Ventas, 29 de abril. Dos tercios de entrada.
Alberto Aguilar, con el peor lote, estuvo entregado, voluntarioso y variado, y siempre en novillero, nunca rehuyó la pelea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de abril de 2004