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COLUMNA

Diferencias

El gobierno del Ayuntamiento de Cádiz ha presentado una denuncia contra Teresa Agudo, que es concejal del PSOE. Dice que ha obtenido información privilegiada y la ha usado en su beneficio, y en el de su marido. Va más lejos, y concreta que con esta información han incrementado un patrimonio, que mantienen oculto. Realmente no es una denuncia más. De esas, tan frecuentes, a las que no tenía acostumbrados el ex secretario general del PP-A Antonio Sanz, como fueron la Egmasa que acabó en archivo y aquellas otras que no dejaban más que humo, sin mas finalidad que la de tratar de ahogar en injurias al Gobierno de la Junta de Andalucía.

En esta ocasión la denuncia es del gobierno de la Corporación. Es verdad, estas manifestaciones vienen de personas que han hecho de la denuncia y del insulto un hábito que les coloca de monjes para estos menesteres.

Sin embargo, aún siendo poco creíble esta denuncia por venir de quienes vienen, entiendo que la postura más adecuada por parte de la concejala Agudo sería realizar, ante los registros políticos y públicos, sus declaraciones de renta y patrimonio. De esta forma se acabarían las especulaciones sobre su honestidad.

Es verdad, como dice esta edil, que la señora Martínez y su pariente más cercano por afinidad nunca han mostrado sus declaraciones. También que no están lejos los tiempos en los que se ampararon en el carácter privado de sus declaraciones.

No obstante, subordinar, como hace esta edil, el conocimiento de su patrimonio al conocimiento de la señora Martínez es colocarse en su mismo lugar. Un espacio que no es el que desea la sociedad, ni el que corresponde a una persona que forma parte de un partido que ha hecho gala en su campaña de un talante, que nada tiene que ver con el de Josemari y sus acólitos, y de una transparencia que nada tiene que ver con la que ha mantenido el PP en más de un Fabra, en un Gescartera o en los medios de comunicación públicos.

Es lo que hace pensar que esta concejala está obligada políticamente a despejar cualquier duda sobre su honestidad personal y política, que han pretendido sembrar los mismos de siempre. Los que nunca dan explicaciones porque de ellos es este reino y el de los cielos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de mayo de 2004