Nadie pareció aburrirse ayer domingo en Las Ventas. Pues no se movió del tendido ningún paraguas, defensa contra la persistente lluvia que estuvo presente con machacona insistencia, terca y paciente. Y no se aburrió nadie porque en la plaza hubo un torero, Uceda Leal, maestro en torería que estuvo firme, cabal y muy capaz durante la lidia de sus seis toros.
Uceda Leal realizó su buena obra, que rezumó sabor y sobriedad, en una una hora y cincuenta y cinco minutos. A los seis toros los espabiló de seis estocadas
, siempre bien ejecutadas. O sea, que Uceda fue el señor con la espada, y torero en eso tan difícil de medir las faenas y hacerlas según el toro y sus circunstancias. La del quinto duró, por ejemplo, tres minutos, no había más que hacer con el toro deslucido de los recitales, y tras probar su mala condición, lo macheteó por bajo para después tumbarlo de certera estocada en la suerte contraria.
Uceda / Varias ganaderías
Toros de Lozano Hnos., noble y justo de fuerzas; Núñez del Cubillo, inválido; Victorino Martín, con genio; Alcurrucén, deslucido; Los Recitales, deslucidos; El Puerto de San Lorenzo, manso que cumplió en el caballo; en general bien presentados. Uceda Leal, único espada: oreja; palmas; vuelta; silencio; silencio; oreja. Salió por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 2 de mayo. Corrida goyesca. Tres cuartos de entrada.
En su primero, Uceda deleitó con un comienzo de faena excelente por los dos pitones, que abrochó con un pase de la firma, un cambio de mano y un pase de pecho exquisitos. El trasteo fue discontinuo por las condiciones del toro, que perdía las manos. Pero remontó con una tanda final de derechazos ligados que hicieron crujir a los tendidos. Al segundo, inválido, le dibujó unos naturales que barrieron la arena agradecida. Lo mejor sería su faena al toro de Victorino Martín, una cuasi alimaña a la que sometió y terminó por torear al natural con añejo abolengo y hondura, en soberbios naturales, cruzado entre los pitones, que estremecieron por su verdad. En el sexto Uceda se reinventó una faena ante el toro del Puerto de San Lorenzo. En los primeros compases de la faena le dio un varetazo del que salió con la taleguilla rota. Ganas y garra le echó, y salió ganando en torería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de mayo de 2004