El pasado día 29 de abril publicaron una carta en la que se criticaba a Esperanza Aguirre por permitir que se abriese el comercio el Día de la Madre. Le responsabilizaba de la desgracia que supone para él y su familia no poder comer con su padre, trabajador del comercio, en ese señalado día por permitir la apertura de establecimientos comerciales.
¿Sabe su corresponsal cuántas familias no pueden comer juntas, por ejemplo, los días de Navidad y Año Nuevo? También yo soy comerciante y, por supuesto, abrí el día 2, porque si no trabajo no como ni ése ni los demás días. ¿Cree usted que somos los únicos que no podremos comer con nuestras familias? ¿Y los policías, personal sanitario, funcionarios de metro, camareros, taxistas, farmacéuticos...? Si la señora Aguirre tuviera que tener en cuenta todo este tipo de cosas a la hora de tomar una decisión sobre éste y otros asuntos realmente importantes, apañados iríamos. Usted se lamenta ahora de no poder comer ese día con su familia, pero otros vemos en los domingos y festivos una buena ocasión de aumentar la caja o la nómina y poder conseguir llegar a final de mes de manera más desahogada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de mayo de 2004