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OPINIÓN DEL LECTOR

Del Retiro, de nuevo

Con frecuencia atravieso el Retiro para dirigirme al centro. Una soleada tarde del mes de marzo, como tantas otras, emprendí mi camino habitual, entrando por una de la puertas que dan a la calle de Menéndez Pelayo. Desde luego, es indudable que ha aumentado, de forma considerable, la presencia policial en el parque durante los últimos tiempos, tanto de la Policía Nacional como de la Municipal, siempre a bordo de automóviles, es decir, por las zonas más visibles y asfaltadas. Los vendedores de drogas siguen sin enterarse. Ocupan los mismos puntos, como lo vienen haciendo no se sabe hace cuántos años.

Al pasar cerca del estanque observo aparcado un camión de los que se emplean para transportar caballos. En el interior de la cabina varios agentes conversan animadamente. A unos escasos cien metros, observo cómo un hombre se separa del grupo, seguido por un par de jóvenes. Se acerca a un matorral y recoge un sobre que saca de una bolsa y que entrega a éstos, quienes le dan algunos billetes en pago. Se intercambian una sonrisa y un saludo con la mano ("hasta la próxima..."). Con la mayor naturalidad. ¿Pero es que el Estado de derecho no sabe, no quiere o no puede acabar con esto? Ojalá que el nuevo Gobierno sepa emplear mejor los recursos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de mayo de 2004