Barcelona
Hubo ayer mucha concurrencia en el circuito de Montmeló. Era el único día en que los aficionados tienen acceso a la zona de boxes y allí se citaron unos 20.000. Tres colores predominaban: el azul y el amarillo de Renault y el rojo de Ferrari.
No hacían falta palabras para determinar las preferencias: Fernando Alonso y Michael Schumacher. Ambos se dejaron ver en sus talleres, pero el contacto con el público fue casi nulo.
Sin embargo, Alonso habló para la prensa y se quejó de la mayoría de los libros que han aparecido sobre su vida. "Veo muchos con mi nombre a la venta y es una pena que se compren porque yo no he intervenido para nada", dijo el español, que hasta ahora ha ganado una carrera del Mundial de F-1, en 2003, en Hungría, y subido cuatro veces al podio.
"Repetir el segundo puesto que obtuve el año pasado aquí sería una recompensa grandísima para mí y el equipo", sentenció posteriormente Alonso; "éste es el circuito que mejor conozco. Hay una curva nueva y puede que haya algún adelantamiento, pero las diferencias respecto a años anteriores no serán decisivas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de mayo de 2004