El ex presidente del Gobierno, el popular José María Aznar, eligió ayer, por primera vez, unos grandes almacenes de la ciudad de Valencia para firmar ejemplares del libro que lleva su nombre y en el que da su particular visión sobre los ocho años pasados en el Palacio de la Moncloa.
Para estimular la venta de su libro, Aznar llegó a los céntricos almacenes en medio de un importante despliegue de seguridad -furgonetas de la Policía Nacional, escoltas y policía secreta- y arropado por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el portavoz del Grupo Popular en las Cortes Valencianas, Serafín Castellano.
Mientras sus fans -mayoritariamente mujeres entre los cincuenta y los sesenta años de edad- aplaudían su entrada con gritos de "presidente" y "eres el mejor", José María Aznar se sentó en una mesa con una gran pancarta de la portada de su libro a sus espaldas y pertrechado con dos botellas de agua y un bote de rotuladores.
Los primeros admiradores, que empezaron a formar la cola a las dos de la tarde, tuvieron la suerte de salir con el libro firmado y la clásica frase "con afecto" a las seis menos cuarto de la tarde.
La mayoría de la legión de admiradores, cuya cola se prolongaba por la calle de Colón en Valencia, estaba más interesada en el propio personaje que en su literatura. José María Aznar, padre del alcalde de Museros, también José María Aznar, le pidió al auténtico que le firmase dos libros, uno para el hijo y otro para él y su señora. Marta, una de las pocas personas jóvenes que guardó cola, compró cuatro libros iguales "porque hay que apoyarlo". Carmen Bernabeu le llevó "a lo mejor de España" una foto de su hijo comandante de la Guardia Civil en la que saluda muy serio al autor del libro para expresarle su devoción por él.
La familia de Julio de Miguel, ex presidente de Bancaixa, llegó con el acto empezado y ante la imposibilidad de colarse se retiró discretamente. No así el ex delegado del Gobierno Juan Cotino, que aprovechó su relación con las fuerzas de seguridad para colarse y que Aznar le agradeciera en la dedicatoria "su trabajo y dedicación al servicio de España". Una vocación que el propio ex presidente confesó a una jubilada cuando le explicó que no seguirá en la política pero que estará "vigilante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de mayo de 2004