El 3 de junio del año pasado llegó El Califa a la Feria de San Isidro en unas circunstancias muy especiales. Hacía dos días que su padre había fallecido. Los toros que debía lidiar eran de Dolores Aguirre, divisa que en otra ocasión le había proporcionado un sonado triunfo en la feria. Y que le volverían a procurar una nueva puerta grande y ser quien se llevaría los premios del ciclo 2003.
Para El Califa, lo del año pasado, "por todo lo que sucedió, es una experiencia muy difícil de expresar". "Mas yo tengo fe en mí y sé que puedo volver a lograrlo", afirma el torero. "Ya lo dije en aquella ocasión. Para mí fue un antes y un después. Aquello marcó mi vida. Por lo ocurrido dos días antes. Y porque salí muy mentalizado y mi entrega fue sincera y la comunión con el público fue total".
Sobre las teorías de si hay que torear donde el toro quiere, o hacerle pasar por donde no quiere, El Califa cree que "lo importante es entender al toro, saber su terreno y querencias, y acoplarse a su embestida". "Mi manera de entender el toreo es estar muy asentado en la arena, adelantar la muleta, traerlo muy enganchado y meter los riñones, correr la mano y llevarlo muy atrás y sometido. Y en ese empeño poner el corazón".
Romperse con el toro es el momento "en el que cuaja esa unión entre toro y torero. Se produce esa intensidad tantas veces soñada. Como mi faena al toro de Dolores Aguirre el año pasado, que fue de menos a más, y al romperme con él surgió el milagro que es torear. La magia".
Por otra parte, en el Aula Cultural segunda del coso venteño se exhiben hasta mañana pinturas de María de la Peña Jara Rivas, a base de acuarelas, pasteles y óleos, de paisajes y ambiente taurino.
La corrida de toros de Puerto de San Lorenzo ha pasado entera el reconocimiento previo.
La corrida de hoy: toros de Puerto de San Lorenzo para El Califa, Eugenio de Mora y Antón Cortés. A las siete de la tarde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de mayo de 2004