Los profesores interinos de primaria y de secundaria de la Comunidad de Madrid llevamos meses de movilizaciones para exigir, como mínimo, el cierre de las listas de acceso. Y digo como mínimo porque son muchas nuestras preocupaciones. Los medios de comunicación han ignorado por completo la situación de precariedad en la que se encuentra este colectivo. Para conservar nuestro empleo temporal, cada dos años se nos obliga a presentarnos y aprobar unas durísimas oposiciones en las que se oferta un número ridículo de plazas. Curiosamente, en septiembre aparecen cientos de plazas vacantes que no salen a oposición.
Todos los años se nos despide en septiembre y, si tenemos suerte, podemos estar "sólo" dos o tres semanas sin cobrar. Si no hay suerte, podemos perder por completo nuestro puesto de trabajo, aunque hayamos trabajado muchos años consecutivos. No se prevén indemnizaciones si esto ocurre, ni siquiera en casos de gente que lleva trabajando toda la vida. No cobramos antigüedad. Esto es propio de una empresa de trabajo temporal, no de un organismo público.
Por si eso fuera poco, las listas de Madrid son de las únicas que quedan abiertas en toda España, así que, mientras nosotros no podemos aspirar a trabajar en otras comunidades, las listas madrileñas están desbordadas de gente de toda España.
Aproximadamente un 40% de los educadores madrileños somos interinos. Sus hijos, sus sobrinos, sus vecinos son víctimas indirectas de la falta de estabilidad de sus profesores. No podemos concebir un sistema público de calidad con profesores sin estabilidad laboral, que el tiempo que deberían dedicar a preparar sus clases lo tienen que dedicar a estudiar por enésima vez una oposición absurda que en nada determina su valía para el puesto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de mayo de 2004