Lo que le pediría al señor Gallardón es que el día que visite el intercambiador de transportes de la avenida de América, a ser posible en verano, no deje de bajar y estarse unos 10 minutitos esperando un autobús, para compartir con nosotros el privilegio de respirar monóxido de carbono en estado puro. También podrá comprobar la refrigeración deficiente, las escaleras estrechas, la señalización de evacuación inexistente. Le esperamos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de mayo de 2004