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OPINIÓN DEL LECTOR

Carta a Chaves

Desde mi visión sindicalista y reivindicativa de la vida, pero también desde mi posición de trabajadora y desde mi profundo sentimiento como andaluza, quisiera hacerle llegar, en mi nombre y en el de mis compañeros, la situación en la nos hallamos inmersos y a la que usted, como máximo representante elegido por nuestro pueblo y de su partido, podría aportar alguna vía de solución.

En la localidad de San Juan del Puerto, situada a tan sólo 10 kilómetros de Huelva, estamos viviendo una situación injusta e impropia de la Andalucía imparable en la que tan felices deberíamos ser, y que paso a explicarle:

Hay una empresa, gallega para más inri, que está encargada de la limpieza de las calles y el mantenimiento de jardines de la localidad. Esta empresa incumple el pliego de condiciones en varios de sus apartados y, además, explota y amenaza a los trabajadores, que son vecinos de la localidad y pertenecientes a colectivos con dificultades para la inserción laboral.

Hay un trabajador despedido, otro en situación de baja laboral amenazado de despido cuando se reincorpore, y dos más sancionados con once días de empleo y sueldo (uno de ellos, el representante de los trabajadores), ¡y todo por pedir que se les abonen las horas extraordinarias!

La conducta de la empresa llega a tal punto que reconoce ante el Juzgado de lo Social la improcedencia del despido efectuado, ingresando en el mismo la cantidad correspondiente a la indemnización sin haber celebrado juicio.

Ante este alud de irregularidades, nosotros, como ciudadanos y electores, sólo vemos una vía de solución: el Ayuntamiento, el que paga este servicio con dinero de los ciudadanos y debe exigir el cumplimiento no sólo del contrato, sino que debe ser celoso guardián del cumplimiento de las normas que nos hemos dado y que aseguran una relación entre empleado y empleador, basada en el respeto y el dialogo.

Señor presidente, lo que más nos duele, lo que empaña nuestra alegría como gente de izquierdas, es que el alcalde de este pueblo, que ignora el problema, que se niega a implicarse, que está dispuesto a dejar en la calle a un vecino de esta localidad, ese alcalde, señor presidente, Francisco de Asís Orta Bonilla, pertenece al Partido Socialista.

Señor presidente, ante esta tremenda injusticia y desde la impotencia de no sentir el amparo, el calor y la comprensión de las instituciones que deben velar por el bienestar de todos, sólo me queda rogarle que, como máxima autoridad de esas instituciones a las que me refería, pero sobre todo como andaluz y hombre de bien, intente remediar esta situación impropia de nuestro Estado de derecho y de los tiempos en que vivimos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de mayo de 2004