La particular calificación de "insulto" que hace este diario de unas declaraciones mías [véase la información, publicada ayer en el cuaderno de Cataluña, en la que el portavoz parlamentario del PSC, Miquel Iceta, aseguraba que el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol sufre un "delirio paranoico"] me mueve a puntualizar lo siguiente. Mientras que "delírium trémens" se aplica al delirio causado por una intoxicación etílica aguda y constituye un insulto si se atribuye a quien no lo padece, el "delirio paranoico" de algunos dirigentes de CiU está causado por una "idea ilusoria, fija, permanente, lógicamente construida, que condiciona una conducta anormal". Esa idea les lleva a creer que sólo ellos pueden garantizar el carácter catalanista de un Gobierno y que, por tanto, cualquier Gobierno del que no formen parte no es catalanista. Por ello, cuando achaqué a un delirio paranoico las declaraciones de Artur Mas hace unos días y las de Jordi Pujol anteayer, no lo hice con afán de insultar, sino que pretendía describir una patología grave que puede contaminar negativamente la vida colectiva, como EL PAÍS ha denunciado en no pocas ocasiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de mayo de 2004