La inauguración de la nueva sede de la Federación Gremial de Panadería y Pastelería de la provincia de Valencia, ubicada en la emblemática calle de Caballeros, reunió ayer a los principales dirigentes del PP que hasta hace pocas semanas se disputaban abiertamente el control de la organización. Con diferentes placas de agradecimiento para la mayoría de ellos repartidas por la nueva sede, -un edificio residencial procedente de la participación hecha en el vecino Palau dels Mercader en el año 1860 que ha costado casi cuatro millones de euros rehabilitar-, los panaderos reunieron en un mismo local al jefe del Consell, Francisco Camps; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; el presidente de la Diputación, Fernando Giner; los consejeros de Agricultura e Industria, Gema Amor y Miguel Peralta, respectivamente; y a los ex consejeros Fernando Castelló, y María Ángeles Ramón-Llin, entre otros. Ante la atenta mirada del Arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco, que abrió los parlamentos con una parábola de la Biblia, Giner, Barberá, y el propio Francisco Camps elogiaron la apuesta de tan popular gremio por un edificio emblemático de la Valencia histórica que contará con aulas de formación y restaurante, entre otras instalaciones. Y Camps, que se refirió a la iniciativa de panaderos y pasteleros como "el milagro de los panes y los peces" porque, en base a su confianza, habían conseguido el apoyo de mucha gente para garantizarse un hueco en la historia, tanto presente como futura.
Sin embargo, ni las parábolas, ni los milagros descritos sirvieron para ver demasiados signos de cordialidad entre los dirigentes del PP, divididos entre los afines a Eduardo Zaplana y los allegados a Francisco Camps.
Tras el acto de inauguración, que se prolongó durante más de dos horas -con el himno del panadero y el himno de la Comunidad Valenciana en versión Francisco y fiesta en la calle incluidos-, Francisco Camps quiso insistir en que defenderá jurídica y políticamente el trasvase del Ebro, así como las expectativas económicas que ha generado en sectores privados. Camps criticó severamente al PSPV por no hacer causa común con el Consell. Aunque, por ahora, sólo un milagro podría impedir que el Gobierno de Zapatero no derogue el trasvase.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de mayo de 2004