Los militantes antimonárquicos de Dinamarca aprovecharon la boda del príncipe heredero de la corona danesa en Copenhague para pedir, en nombre de la democracia y de los contribuyentes, la privatización de la familia real. Federico de Dinamarca, el hijo mayor de la reina Margarita II, contrajo matrimonio el pasado fin de semana en Copenhague en unos fastos que costaron unos 20,7 millones de euros, a cargo de los contribuyentes, según los medios de comunicación local. El grupo antimonárquico Lista de la Unidad, con poca pero significativa representación parlamentaria (4 diputados), exigió que el Gobierno liberal conservador privatice y saque a Bolsa a la familia real del país. "Por lo pronto, los contribuyentes no tendrían que destinar millones de coronas cada año. En segundo lugar, contribuirá a la democratización de Dinamarca al romper la alianza monárquica de la política y de la monarquía", justificó el responsable financiero de este partido, Pernille Rosenkrantz-Theil. A pesar de esta propuesta, los sondeos conceden un amplio apoyo social a la monarquía, ya que el 81,6% se muestra favorable a la familia real danesa, frente al 10,8% que la rechaza.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de mayo de 2004