El Día Mundial del Museo fue celebrado ayer en el Kremlin con la apertura de la exposición de los famosos huevos de Fabergé, que el multimillonario magnate ruso Víktor Vekselberg -tercer hombre más rico de Rusia, con 5.900 millones de dólares, según la revista Forbes-, compró en febrero pasado, poco antes de que Sotheby's los sacara a subasta. La tradición imperial de regalar para la Pascua huevos que son una obra maestra de orfebrería -auténtico arte para unos, kitsch para otros- la impuso el zar Alejandro III, cuando en 1885 encargó el primero a Carl Fabergé y se lo obsequió a su esposa, María Fiódorovna. Esa tradición duró hasta el fin de la monarquía en Rusia y la muerte de Nicolás II a mano de los bolcheviques. Los huevos imperiales que hay en el mundo estaban repartidos principalmente entre las colecciones del Kremlin, la de la reina Isabel II de Inglaterra y la del magnate norteamericano Malcolm Forbes. Vekselberg compró a los herederos de Forbes esta última colección, que cuenta con 15 huevos, nueve de ellos imperiales, entre los que figuran el primero encargado por Alejandro III y el último por Nicolás II. Para adquirir la colección -que le costó más de 100 millones de dólares y la que posee también otros objetos hechos por Fabergé para la casa imperial-, el petrolero ruso creó especialmente una "fundación histórico-cultural", que ahora se dispone a realizar otras dos adquisiciones importantes y estudia la creación de un museo particular. La fundación de Velkselberg se ha propuesto como misión "buscar por el mundo y devolver a Rusia sus valores culturales que fueron sacados del país en el siglo XX". Después de Moscú, la exposición irá a San Petersburgo, y de ahí, a provincias, particularmente a Tiumén, donde se encuentran los yacimientos de crudo de Vekselberg. El multimillonario ruso tiene también negocios en la esfera del aluminio, titanio, productos alimenticios, transporte, electricidad, carbón y un largo etcétera.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de mayo de 2004