El Ejército de Israel causó ayer una masacre al disolver una manifestación en Gaza. Cuando cerca de 3.000 palestinos, muchos de ellos niños y jóvenes, se manifestaban en el campo de refugiados de Rafah contra la mayor operación que está realizando Israel en Gaza desde 1967, un helicóptero lanzó al menos un misil sobre la multitud. Diez personas murieron y decenas resultaron heridas. Entre nubes de polvo, caos y pánico, decenas de personas intentaban auxiliar a los heridos ensangrentados. El presidente palestino, Yasir Arafat, calificó el ataque de "genocidio", y Al Fatah convocó tres días de huelga general en Gaza.
MÁS INFORMACIÓN
Nubes de polvo, decenas de heridos inmóviles en el suelo, gritos de dolor y ambulancias impotentes ante la tragedia eran el paisaje que ayer quedó en Rafah tras el paso de un helicóptero que vigilaba la manifestación y los disparos de tropas y carros blindados contra los manifestantes. Según la versión del Ejército israelí, que pidió disculpas por la muerte de inocentes, el helicóptero envió un misil lejos de la multitud, las tropas y carros empezaron después a hacer disparos de advertencia, y, ante el avance de los manifestantes, los carros lanzaron cuatro obuses contra una vivienda semiderruida.
El primer ministro palestino, Ahmed Qurei, y su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, condenaron los ataques y exigieron un alto el fuego. En Washington, George Bush rehusó condenarlos y exigió un respeto a la vida de los inocentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de mayo de 2004