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COLUMNA

EnSíMismado

Al principio pensé que el libro escrito por el ciudadano Aznar podía convertirse en una alternativa sedante que me desengancharía de los muchos fármacos que tuve que ingerir para conciliar la pesadilla durante los largos años de su pontificado.

Por el contrario, a pesar de todo -porque parece que estás oyéndole-, sus confidencias despejan plenamente, conducen al insomnio con casi tanta contundencia como a una la desvela pasar la noche contando asesinatos a voleo de palestinos y otras recalificaciones territoriales de Oriente Próximo.

Es, por muchas razones, un libro inquietante. Contiene párrafos alucinógenos, como aquel en que cuenta la parábola forestal que le soltó a Jordi Pujol, acerca de los nacionalismos: "A Pujol vine a decirle que España es como un gran bosque, un bosque en el que, como en casi todos los bosques, hay muy diversas clases de árboles. Y que era absurdo proceder a separar y dividir el bosque según las especies". No se trata de un acertijo sino de una de las firmes redundancias expuestas en el libro, que el autor toma por convicciones. Creo que la charla coincidió con una de las peores fases de descontrol facial del molt honorable.

Alberga también, esta curiosa Obra Manga (profunda y densamente superficial, a la manera de los dibujos animados japoneses: Josemari, de la meseta al monte Rushmore), algunas profecías exasperantes, como ésta: "Yo me di cuenta en cuanto le conocí de que estaba ante una persona muy especial. A Bush le tocaba convertirse en el primer líder del mundo, y tenía ante sí la tarea de cambiar las cosas". Y añade, ensimismado en su propia mente: "Para eso hace falta estar hecho de una pasta muy particular". Es como para acordarse de que El exorcista se desarrollaba en Georgetown.

No quiero ni imaginar de qué puede haber hablado el ciudadano Aznar con Bush y sus amigos, tras proferir las oclusiones antiterroristas de rigor. Quizá les colocó la anécdota mitinera que cuenta en su libro: "Hace algún tiempo fui a Barcelona y empecé diciendo: 'Os voy a decir tres cosas'. Y les dije tres cosas. Lo primero es esto, lo segundo es esto, y lo tercero es esto". Lo peor es que Bush, sin duda, le entiende. Se me ponen los fórums de punta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de mayo de 2004