Un homenaje a Manuel Vázquez Montalbán inauguró ayer los actos de la Setmana de Poesia de Barcelona en el Aula Magna de la UB. Las jornadas se abrieron sin apenas público universitario (es época de exámenes) con una conferencia sobre la poesía de Vázquez Montalbán por parte de la también novísima Ana María Moix, que antes de empezar recibió el Premi Honoris Causa del Aula de Poesia de Barcelona, la medalla de plata de la UB y un cuadro de Narcís Comadira, Paisatge hindú, pintado expresamente para la ocasión.
La primera mesa redonda reunió compañeros universitarios del escritor. Sergi Beser deleitó al público con algunas frases que Manolo le había escrito en la dedicatorias de sus libros: "A Sergi Beser, gracias por posar". En otra dedicatoria, le apuntó: "Por el empate 3-3". Beser aclaró que "no se refería a ningún resultado futbolístico, sino a los tres bypases" que tenían cada uno. "Estábamos empatados y se quejaba de que Juan Marsé, con cuatro operaciones, nos ganaba por uno". Gabriel Oliver y Joaquín Marco coincidieron al decir que Vázquez Montalbán les enseñó a no avergonzarse de su sentimentalidad. "Manolo demostró con su defensa desacomplejada de las coplas de Concha Piquer que se puede ser de izquierdas y sentimental a la vez", afirmó Oliver. Lluís Izquierdo apuntó que su gran empresa literaria podría titularse Derribos Montalbán porque demuestra que todo está por construir.
Daniel Vázquez, hijo del autor, explicó en clave más personal que vive con la sensación de que su padre todavía no ha vuelto del viaje. "Echo de menos su llamada habitual del domingo por la noche para preguntarme qué ha hecho el Barça. Echo de menos las columnas que hubiera escrito sobre el tripartito, sobre Zapatero o Ronaldinho". Finalmente, Anna Sallés, viuda de escritor, rememoró al joven que conoció en la universidad, "un estudiante tan tímido que casi parecía antipático, y que en las asambleas se transformaba en un orador brillante".
"Entonces todavía vestía con la ropa que le daba su madre. Mi padre hubiera dicho que era un noi feréstec". La segunda sesión reunió a tres novísimos. Pere Gimferrer dio la sorpresa al preguntar por el paradero de un poema inédito de Vázquez Montalbán escrito en catalán. Antonio Martínez Sarrión reivindicó el Manifiesto subnormal, "un libro prodigioso en la línea del mejor Kraus y del mejor Aragon". Según Martínez Sarrión, la subnormalidad era para Montalbán "una redefinición del esperpento de Valle-Inclán". Guillermo Carnero repasó su relación con el escritor, desde su distanciamiento inicial "porque Manolo odiaba la corbata, los alfileres de corbata y los gemelos" hasta su aproximación y amistad posterior.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de mayo de 2004