Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:

Pregunten a Dios por el mal

¿Por qué? La vida discurre entre escombros y cadáveres. Muy pocos pronuncian ya la palabra esperanza. La muerte reina entre nosotros. Y Dios, si existe, calla. Preguntó Unamuno: "¿Le parten el corazón nuestros dolores?". El teólogo Manuel Fraijó busca respuestas -y hace preguntas- en un libro que habla del cristianismo ante el enigma del mal, y de la libertad.

Discípulo de Karl Rahner en Münster y de Hans Küng en Tubinga, Manuel Fraijó heredó de esos gigantes de la teología católica su pasión por la filosofía, una ciencia en la que la Iglesia romana nunca se ha sentido a gusto. También, como en los de Rahner y Küng, hay en los libros de Fraijó un halo de libertad inmarcesible, tan necesario para que textos de enjundia y dificultad resulten atractivos. Los mejores filósofos -y teólogos- son también muy buenos literatos. Lo cual nada tiene que ver con que todo tenga que estar meridianamente claro, y ser ortodoxo. Hablando de altercados teológicos de Roma con los grandes pensadores del siglo XX, Fraijó expresó en su penúltimo libro -El cristianismo. Una aproximación- esta tesis: "El lenguaje es bastante desobediente; sólo a regañadientes asume las tareas que le encomendamos; está en permanente evolución y no se ha inventado aún la vacuna que le proteja de equívocos y malentendidos".

DIOS, EL MAL Y OTROS ENSAYOS

Manuel Fraijó

Trotta. Madrid, 2004

317 páginas. 17 euros

Inundaciones, guerras y torturas, terrorismos, muerte... En pleno Siglo de las Luces, en 1755, cuando el terremoto de Lisboa, la gente aún clamó a Dios porque, como dijo Voltaire, nada teocentrista, no estaría bien acusar al Supremo por un ataque de fiebre, pero sí por lo ocurrido aquel año en Lisboa. Amarga respuesta: "Dios se preocupa por la felicidad de los hombres tan poco como el capitán de un barco por las ratas que pululan en su bodega" (Cándido o el optimismo).

Fraijó terminó este libro en los días del terremoto que destruyó el año pasado la ciudad iraní de Bam (50.000 muertos), pero pudo haberlo hecho después de los atentados de Madrid, el pasado 11 de marzo. O ahora mismo. "Hace mucho tiempo que no se pregunta a Dios por los terremotos ni las inundaciones", escribe. Una parte del libro, en diálogo con el filósofo Javier Muguerza, trata de indagar por qué nadie está dispuesto ahora a hacer de Voltaire ni de Rousseau. Salvo, por ejemplo, el propio Fraijó, dicho sea en su honor.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de mayo de 2004

Más información

  • Manuel Fraijó