Los propios organizadores del Fórum han ido avanzando criterios, como el de los cinco millones de visitantes, para medir el grado de éxito del evento.
En la teoría de la evaluación se considera muy relevante el grado de definición de los objetivos y su mensurabilidad para llegar a conclusiones sobre el grado de efectividad de un programa de acción. En el mundo empresarial la cosa resulta aparentemente más sencilla ya que, a fin de cuentas, se trata de saber si uno ha obtenido beneficios o no. Pero las teorías más recientes sobre rendimientos empresariales hablan de balances sociales o de balances ecológicos para complementar el clásico (y aún decisivo) balance económico.
Lo del Fórum tiene su dificultad. Si hacemos caso de la definición oficial del evento, se trata de "un punto de encuentro de los ciudadanos de todo el mundo y un espacio de diálogo para la celebración de los debates urgentes del siglo XXI". Y para ello se trata de "participar, interpelar, construir, dialogar y emocionarse con la experiencia". Partiendo de estos elementos, ¿cómo evaluar, al final de los 141 días, en qué grado se han cubierto los objetivos? La cifra de cinco o siete millones de visitantes puede considerarse positiva si lo único que preocupa es la rentabilidad económica. Pero desde otras ópticas, que enfaticen más los aspectos cualitativos, el grado de seriedad y alcance de los debates que concretan los tres valores centrales del evento, el balance final puede resultar menos positivo a pesar del alto número de personas que hayan pagado su entrada. Sería conveniente, en todo caso, buscar y debatir los criterios de evaluación desde una lógica de complejidad y pluralismo que, creo, debería ser consustancial con el propio Fórum.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de mayo de 2004