La vida de un oficinista aburrido que se pasa el día pensando. Una historia de amor que encubre una historia más terrible. Un hombre acabado que se va en busca de una mujer a París para obtener su salvación.
Estos tres argumentos corresponden a tres de los cuentos, escritos todos ellos por universitarios, que han quedado finalistas del primer Premio Booket Universitario de Relato Corto.
El propósito de este certamen, según sus responsables, es colaborar con el fomento de la lectura y de establecer una conexión directa entre el mundo editorial y el universitario. Booket es el sello para las ediciones de bolsillo dentro del Grupo Planeta.
¿Escriben tan mal los universitarios como se quejan muchos profesores? A la vista de los trabajos presentados, más de 200, no parece que esta afirmación sea cierta. "El nivel medio ha sido superior al de otros concursos comparables. Con un grado mayor de autoexigencia estilística y de fabulación", asegura el escritor Lorenzo Silva, miembro del jurado. "Quizá pese su formación universitaria y su relación, en muchos casos, con carreras de letras", añade.
Un concurso de relatos cortos trata de dar una oportunidad a los universitarios con inquietudes literarias
El escritor Juan Manuel de Prada, también miembro del jurado, resalta la voluntad de estilo de los textos finalistas. "Muchos juegan con el lenguaje, buscan posibilidades inéditas". De Prada duda de la mala formación de los alumnos: "Cada vez hay más gente con más curiosidad", asegura.
La alumna Martha Rincón, nacida en México, ha sido la ganadora del primer premio, con una dotación económica de 3.000 euros, por su relato Buenos Aires, 22 de diciembre. Licenciada en Filología Italiana por la Complutense y, actualmente, en cuarto de Filología Inglesa, Martha Rincón había escrito antes mucho, pero nunca había terminado nada. "Siempre me quedaba a medias. Me parecía que lo que escribía no era demasiado bueno y me daba vergüenza...". Ésta era la primera vez que se presentaba a un concurso, y lo ganó. Ahora, asegura, cree haberle perdido el miedo a que otros lean lo que ha escrito y tiene entre manos una novela por acabar.
Precisamente, una de las funciones de este premio es dar una oportunidad a todos aquellos universitarios con inquietudes literarias. "Para los ganadores es un impulso muy fuerte, pues uno cuando escribe no sabe si esa vocación es algo verdadero y necesita el refrendo de personas ajenas", explica De Prada. Silva añade: "Ahora, que no está tan de moda como lo estuvo hace unos años publicar obras de escritores jóvenes, implicar a los estudiantes en la literatura requiere implicarles también desde el lado de la creación".
Tanto la obra ganadora como las nueve finalistas se publicarán en una edición gratuita de 50.000 ejemplares que se entregarán al comprar uno de los libros de bolsillo de la colección Booket.
El primer finalista ha sido Iván Pérez, que actualmente realiza el doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Sevilla. Tiene claro que quiere ser escritor, aunque dice que para ganarse la vida se dedicará también a la docencia.Ya tiene varios cuentos y una novela acabada. Su obra premiada, Hijo mío
, se trata de una historia erótica que esconde una venganza y un guiño al destino.
El tema del sexo se repite con frecuencia entre los relatos presentados al premio, cuenta el escritor Antonio Prieto. "Me ha sorprendido porque la última vez, hace 20 años, que participé como jurado en un concurso literario también de universitarios los relatos eran un poco pacatos. Pero aquí el sexo aparece como algo cotidiano".
Los problemas para encontrar una vivienda, el dilema de qué hacer cuando se termina la carrera, la identidad propia son otros de los temas que aparecen en los relatos presentados a este concurso. Aunque, en general, los textos no están marcados por claves ni temáticas generacionales, según el jurado.
Fernando Pinto, estudiante de tercero de Derecho en la Complutense, es otro de los finalistas por su obra Carta a un perfume clandestino. El amor, la muerte y las mujeres son los temas recurrentes de la poesía y los cuentos que escribe este estudiante.
El Premio Booket forma parte del abanico de actividades que esta editorial ha puesto en marcha durante este curso para fomentar la lectura entre los estudiantes. Para ello ha contado con la colaboración de ocho universidades. Los otros finalistas han sido: Verónica Sánchez, por Continuidades; María Freisanet, por Días de viento; Raúl Ferruz, por Dos mil euros; Marc Capdevila, por Hipotermia; Ángel Manuel Poveda, por Me dijo; Ferran Masip, por Rojo Oscuro, y Álvaro Martínez, por Taormina, Madrid, París.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de mayo de 2004