A la vista diaria de las noticias sobre Irak, violencia, muerte, torturas, imaginando el sufrimiento de ese pueblo, la destrucción de ese país, me pregunto qué clase de conciencia hay que tener para haber apoyado esta guerra y seguir por el mundo tan tranquilo, haciendo bolos con el nuevo libro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de mayo de 2004