Los disparos volvieron a sonar ayer durante una concentración palestina en Rafah por el entierro de varios muertos en la Operación Arco Iris. Desde una calle sonaron numerosas ráfagas de ametralladora. Los israelíes aseguraron desconocer el incidente y los palestinos no informaron de la existencia de víctimas.
Mientras, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, sigue tratando de sacar adelante su plan de retirada de Gaza. Sharon ya considera imposible convencer a su compañero de partido -y rival- Benjamín Netanyahu, aunque todavía trata de llevar a su campo al ministro de Exteriores, Silvan Shalom.
Pero los ejercicios en la cuerda floja de Sharon no son nada comparados a los problemas que le han surgido al líder laborista, Simón Peres. Después de proclamar en los medios que su partido no salvaría a Sharon y por tanto no entraría en el Gobierno, ayer se conoció que había mantenido una reunión secreta, al menos para sus compañeros de partido, con un representante de Sharon sobre el plan de retirada de Gaza. "Peres no tiene capacidad ni poder para liderar el Partido Laborista", subrayó el parlamentario Abraham Burg. "Va contra todo lo que hemos hablado", destacaban los responsables de su partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de mayo de 2004