El hombre más anciano de Alemania, Hermann Doernemann, cumplía ayer 111 años. Ingeniero electrónico, vive en Düsseldorf y dice que su longevidad se debe a que ha seguido escrupulosamente dos costumbres: no hacer deporte y tomarse cada día una cerveza del tipo Altbier. Su hija hizo esta revelación sobre la vida de su padre, que renunció a cualquier tipo de fama mediática y celebraba su cumpleaños en la intimidad familiar, con su hija Rita Klein, su nieto y sus dos bisnietos. Hermann cree que también le ha ayudado a tener una larga vida su hábito de beber el agua de hervir las patatas, muy rico en vitaminas.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de mayo de 2004