Dos periodistas japoneses murieron carbonizados en la madrugada de ayer en Mahmudiya, 30 kilómetros al sur de Bagdad, cuando el coche en el que viajaban se incendió tras ser atacado a tiros y con granadas. Shinsuke, de 61 años, y Kotaro Ogawa, de 33, perdieron la vida cuando regresaban desde Samawa, al sur de Irak, donde están desplegadas las tropas japonesas. El conductor iraquí logró escapar del vehículo. En un lugar muy próximo fueron asesinados siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia español en noviembre.
Éste es el segundo ataque a ciudadanos japoneses en Irak desde que terminó la guerra contra el régimen de Sadam Husein. A finales de 2003, dos diplomáticos y su chófer iraquí fueron asesinados en una emboscada. Japón tiene desplegados 500 soldados en Irak.
Militares de Estados Unidos y milicianos chiíes combatieron ayer en Kufa, a escasos kilómetros de la ciudad santa de Nayaf, a pesar de que anteayer se había logrado acordar una tregua para que las tropas norteamericanas y los seguidores de Múqtada al Sáder se retiraran de Nayaf.
El general Mark Kimmitt aseguró que 16 proyectiles de mortero cayeron en una base estadounidense cercana a esta ciudad y calificó el ataque de "violación del alto el fuego" pactado. Kimmitt agregó que aunque "confía en este acuerdo, llevará varios días hasta que el alto el fuego se estabilice". Cuatro iraquíes murieron en los combates y dos soldados fueron heridos.
Por otro lado, más de 600 presos fueron liberados ayer en la prisión de Abu Ghraib, escenario de las torturas practicadas por soldados norteamericanos a muchos reclusos. En esta ocasión, dieciséis autobuses trasladaron a los prisioneros hacia Bagdad y hacia otros lugares de Irak.
En las últimas semanas, después de que se desatara el escándalo de las torturas a presos iraquíes en diversas prisiones del país por parte de soldados de Estados Unidos, varios cientos de detenidos han sido puestos en libertad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de mayo de 2004