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Crítica:PISTAS GASTRONÓMICAS

Jesús Vázquez, la imagen frente al sabor

En los tiempos que corren resulta sencillo montar un restaurante de éxito sin tener demasiados conocimientos y sin contar con los profesionales adecuados. Se precisa un local vistoso decorado por un interiorista de moda; una carta en la que figuren platos complicados que, a ser posible, parezcan asiáticos y difíciles de descifrar, y un servicio de sala acelerado que trate a los clientes sin mucho interés. Si el local es ruidoso, su atractivo sube, y si entre los propietarios figura el nombre de algún famoso, bastante mejor.

En el nuevo restaurante Komodo, inaugurado en Madrid en fechas recientes y que apunta a convertirse en un nuevo lugar de concurrencia de gente famosa, confluyen estas circunstancias. Bajo la sombra de Jesús Vázquez, conocido presentador televisivo (que ya tiene otro restaurante en el área de Chueca, el Lombok), se ofrece una falsa cocina indonesia salpicada de platos mediterráneos supuestamente modernos, sugerencias indochinas y recetas caseras. Un popurrí inusual.

KOMODO

Recoletos, 13. Madrid.

Teléfono 915 75 64 53.

Cierra sábados al mediodía y

domingos. Precio aproximado

por persona, entre 35 y 45 euros.

Menú mediodía, 12 euros más IVA.

Lamentablemente, pocos platos de su carta superan el aprobado. El nasi kebuli (arroz basmati con tropezones de piña) se sirve pasado de cocción; los chipirones al estilo balinés no son de recibo; para la merluza con cuscús de marisco se utiliza una pieza de días que exhala un tufillo atrasado, mientras que los pimientos rellenos contienen más besamel que carne picada.

Se salvan el ragú de ternera (plato del menú) y la sopa gran can, muy delicada. Según el día puede suceder que algunos postres, como el brownie, se hayan agotado. Para beber, presentan una lista de vinos con abundantes faltas ortográficas, en la que los reservas y crianzas figuran sin fecha de añada ni mención expresa a su zona de producción. Para colmo, el café tampoco vale la pena.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de mayo de 2004